Vamos al mar a tirar lo que ya no sirve, lo que nos sobra o nos estorba. Vertemos en él todo lo que ya no queremos… un amor imposible, un sueño perdido, una salida inevitable, unas cuantas lágrimas vencidas. “Nuestro llanto es de sal y al agua salada ha de retornar”, es lo que pensamos, y dejamos nuestros desechos a su suerte… Abandonando en la arena nuestras angustias, remojamos los pies en las aguas tibias para ahogar …