Recuerdo el olor de su pelo como a mezcla de frutas exóticas. Me agradaba mucho acariciarlo mechón a mechón y pasármelo delicadamente por mis labios, por mi nariz, para poder embriagarme de su aroma; notar la suavidad de sus cabellos y lo bonito que lucían brillando, rojizos, por la tenue luz que entraba a través de la persiana. Recuerdo su blanca tez, tan suave, tan delicada que hacía juego a la perfección con esa larga melena cobriza, ondulada, suave y …