Siento el puñetazo impactando de lleno contra mi cara, sangre inundando la boca y un diente bailando a punto de soltarse. Mientras voy cayendo hacia el suelo, me fijo, como a cámara lenta, en los detalles del callejón; las luces y las sombras que tantas noches me han amparado y que hoy siento mucho más oscuras, sobre todo al golpearme contra el suelo mojado. Cuatro eran demasiados, hasta para mí, pero aunque tres de ellos ya no lo contarán, el …