“En su mundo de oscuridad total los ojos y la boca son un órgano que salta hacia delante para morder con dientes transparentes…” – William Burroughs El horizonte planea sucesos paranormales. El ombligo crepitante después del derrame universal. Nada apunta más allá de unas botellas rotas y la rabia como descuento. —Hola. —¿Qué quieres de mi? —Apenas nada, tu cuerpo desnudo en mi cama, tu boca deshaciendo a besos la congestión de mi sexo, apenas que seas la línea divisoria …
Salvaje – @tearsinrain_
Miro a través del ventanal que me separa del exterior, donde un viento suave mueve las pocas hojas de los plátanos que parecen reunirse en las esquinas y rincones. El café ya está frío, y casi nada me es tan desagradable como el café frío. Tendría que salir a fumar, igual que ha hecho ella, pero alguien tiene que quedarse. Fuera, ella pasea nerviosa, un cigarrillo de liar en la mano derecha, el móvil pegado a la oreja. Gesticula poco, …
Ojos tristes – @Moab__
Ideales hechos cenizas al usarlos las hienas como escudo, levantando en la tierra un muro, cuando la lucha se encarniza. Los he visto usar como venda, tapar con ellos los ojos de un país entero, usar sin pudor como mortaja su bandera, provocando entre hermanos una guerra cuyos intereses reales no son los nuestros. Y abrió el orgullo un precipicio, pavimentado de lógica incoherente y alicatado con falsas premisas que usaron algunos en propio beneficio separando a las familias. “Alarga …
La historia interminable – @Moab__
Y de repente empecé a caer. No fue una caída brusca, como cuando tropiezas y te despeñas terraplén abajo rebotando contra las rocas por no mirar donde pones los pies, no. Fue como levitar en dirección contraria, de la manera en que me imagino la llegada de Alicia a Wonderland a través del hueco del árbol en su alocada persecución del conejo blanco con chaleco y reloj. Mi caso era más o menos el mismo, pero sin árbol, conejo, chaleco …
Contagio – @tearsinrain_
Y ahí está, sentada en el borde del precipicio mirando hacia abajo, tirando pequeñas piedras y observando como caen hasta perderse en el abismo. Sin miedo al peligro o sin conciencia de él. Las piernas delgadas, cruzadas sobre el vacío, meciéndose ligeramente hacia adelante y hacia atrás. Cuando el viento ondulante viene de cara, oigo fragmentos de la canción que tararea, aquella que de no ser por ella ya habría sido olvidada: “Ya no sale más el Sol, pequeña Luna …