Te necesito.
Te necesito aquí. Conmigo. A mi lado.
No te conozco y llevo contigo toda la vida.
Te veo cada día, a veces me das los buenos días y a veces, sólo a veces, me sonríes.
Normalmente me miras de lado, con esa desconfianza que te caracteriza.
Sé que te fallo cada día cuando menos te lo esperas.
No estoy a la altura de tu perfección, de tus ganas, de tu coraje ni de tu fuerza.
Estoy en la sombra, a la espera, callada.
Me callo, porque he aprendido que mejor me callo.
Y aún así me escuchas, te enfadas y me atacas.
Me hieres, me arrancas las entrañas y te apoderas de mí.
Me sonríes de lado, me retas, me arañas, y me atrapas.
Me revives y por un momento grito.
Grito a todo pulmón.
Te hago caso y arraso.
Te hago caso y arranco.
Te hago caso y me quiero.
Por un momento me vivo.
Por un momento me creo todo eso que tú llevas años sabiendo.
El mundo es tu escenario y has venido a brillar.
El juego es tuyo y yo sólo tengo que jugar.
Te necesito.
Te quiero a mi lado. Te quiero conmigo.
Te quiero en mi equipo.
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