En cursiva versos de poemas o canciones del genio de Úbeda.
Hace unos meses,
antes de mudarme aquí,
escribí:
Quiero que Madrid
haga conmigo
lo que hizo con Sabina.
Quiero coger esos metros
entre Tirso de Molina, Sol,
Gran Vía, Tribunal.
Hacerme fiel de los dioses paganos
beberme nuestros mano a manos
derritiendo peces de hielo
en mi whisky on the rocks.
Cuando te haya olvidado
aún te echaré de menos,
convídame a fundar la primavera
en el barrio marchito
de la calle Melancolía
donde habito,
porque vivimos en una prisión
hecha de barrotes de recuerdos.
Con estas letras trato de decirte
que me desespero de esperarte,
que estoy en la lista de espera
de la desesperanza.
Que de estufa,
corazón,
te tengo a ti,
en medias negras,
a ti que no sabes los besos
que te caben en la boca.
Y ahora que se me hiela
el corazón
quiero decirte
que estos ojos
no llorarán más por ti.
Que de banda sonora
de mi vida
contigo sonaba Sabina,
con la anterior recitaba a Sabina
y con otra cantaba en la ducha.
Que se me saltan las lágrimas de risa
ruedo despacio porque tengo prisa,
y me chupo el dedo porque me sabe a coño.
Que este pez ya no muere por tu boca,
este loco se va con otra,
este masoca ya no llora por ti.
Que la peor canción de Sabina
es la que no me recuerda a ti
y no habla de los nosotros
cuando al punto final de los finales
no le siguen dos puntos suspensivos.
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