Surco en este barco de papel, océanos de negra tinta esparcidos bajo lunas de plata, entre krakens, sirenas, sueños, recuerdos y momentos respirando en el viento huracanado de mis aullidos de banshee. He derramado entre ellos el satén rojo de mis muñecas, enlazando puntos, comas y poemas mientras de mis ojos de grumete oteando el horizonte en busca de nuevas tierras resbalaban diamantes nacidos del dolor de mis venas. He encontrado en estas líneas de coral alivio para mi alma, escondido entre los cofres del tesoro de Barba Negra, el Pirata Garrapata y Sandokan. Hallé también, perdido en una gruta submarina a medio camino entre la Atlántida y el azul del cielo, un corazón de oro festoneado en perlas, esmeraldas y rubíes con la silueta perfecta para el agujero de bala de cañón de mi pecho, fruto de un sólo accidente terrible y mil batallas imposibles.
He acariciado en prosa y en verso entre estas olas, ballenas, tiburones y delfines sintiendo resbalar la luz del sol y la esperanza de una nueva vida entre mis dedos.
He tocado el arpa arrobada en la cofa junto a una bandera que por fin sentía mía, al avistar la isla pirata alumbrada por la Vía Láctea que es mi guía.
¡Viento en popa a toda vela, déjame seguir nadando, oscuro mar, entre krakens y sirenas!
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