Dio el último sorbo al vaso de whisky y pensó que esa noche no terminaría como solía ser habitual. Sentado en el borde de la cama, con la cabeza entre las manos, pensando si su cadáver quedaría más bonito con un disparo o con dos.
00:23 minutos antes abatió a un hombre.
Aún yacía en el piso.
Lo llamaban Fierro por su dureza e incorruptibilidad en la Fuerza.
Amaba a su esposa e hijos y nunca habia matado a nadie hasta ese momento.
La acidez en el estómago le quemó las entrañas al recordar como flash de foto el momento en que atravesó la puerta 023 del Hotelucho y lo vió.
Fue todo un mismo instante entre la imágen, el dedo en el gatillo y el agujero en el pecho y alli estaba… aún conservaba mirada de cachorro asombrado, no tenía más de 23.
Una mujer sollozaba en el baño.
Su mujer.
Despuntaba el dia, salió como siempre o como nunca.
Dejó a los niños en el colegio después de dar un beso a cada uno y asegurarles que a la salida estaría esperándoles y no dejó de mirarlos, orgulloso, hasta que traspasaron la puerta y le saludaron con la mano.